Todo empezó cuando tenía 13 años. Era muy perfeccionista, exigente conmigo misma, reservada y egoísta para muchas cosas. Aun así, tenía amigos. Estuve bajo tratamiento en la Clínica CTA y mis padres y yo aprendimos muchas cosas, entre ellas a comunicarnos entre nosotros , a quererme, a disfrutar, valorar mí alrededor, y a comer. Me dieron el alta, pero sobre los 16 años caí con Bulimia esta vez. Fue muy duro volver a aceptar que tenía otro trastorno alimentario . Sin darme cuenta volví a usar la comida como vía de escape a mis problemas y frustraciones, exigencias con los estudios, el selectivo, y ahora con ganas de salir y pasarlo bien. Me costó aceptar que tenía Bulimia , pero lo hice y me centré en curarme dejando de lado los estudios universitarios. Aquí aprendí a ponerme límites, a elegir, a escucharme, a quererme y a ser feliz. Mis padres también continuaron aprendiendo. Aprendí a quererme viéndome en el espejo, a verme cada día y gustarme. Esto último fue lo más difíc